Facebook: ¿una fiesta de máscaras?
Facebook se ha convertido en una fiesta de máscaras, en la que cada cual muestra su mejor cara (real o ficticia) y no quién es en realidad. Más que una red social, se va transformado en el ‘reality show’ de la vida perfecta. Es un escenario en que desfilan los padres más abnegados de la vida, los emprendedores más exitosos del mundo, los cuerpos más esbeltos que jamás se hayan visto y las familias más fuertemente unidas que se conozcan. Todos, siempre, con un hilo conductor: son eufóricamente felices.
Me di cuenta del grado de felicidad forzada al que podemos llegar cuando no oculté en mi timeline mi profunda tristeza al atravesar uno de los golpes más duros de mi vida: la muerte de mi papi, seguida de la muerte de mi tía Ruth, a quien siempre quise como a una madre, tan solo tres meses después. Varios de mis supuestos ‘amigos’ empezaron a reclamarme airadamente mi tristeza y a exigirme que volviera a estar feliz. ¿Cómo así? La pregunta que nos hace Facebook es ‘¿Qué estás pensando?’, no ‘¿Cuán feliz eres hoy?’.
Lo más curioso es que muchos de estos ‘felices personajes’ se permiten pontificar sobre la vida de los demás y hasta se pasan de comedidos pidiéndole a Diosito lo que ni una misma está buscando. El acto de dar se transforma en violencia cuando el interlocutor no está dispuesto a recibir y no hay nada más impertinente que el feedback no solicitado.
Es agotador mostrarse siempre feliz porque no es real. Disfruto mi trabajo, viajo mucho, hago mil cosas y me encanta donde vivo. Sin embargo, cuando estoy triste o enojada, se me nota, en persona y en Facebook. Muchas veces estoy feliz, pero también tengo bajones. No soy perfecta, ni quiero serlo. Solo quiero ser yo misma, no eufóricamente feliz, pero sí profundamente real.
Comments